jueves, 20 de agosto de 2009

Por eso hago lo que hago…

De pequeño tuve una educación y estilo de vida típicos de una familia promedio proveniente del centro de nuestra Isla, rodeado de la naturaleza y las costumbres y tradiciones campesinas. Así que era de esperar mi amor y respeto por toda la vida que habita mi espacio. Llegado el momento de ampliar mis horizontes y conocimientos, dejé atrás una niñez de ensueño para repetir la misma historia del gran poeta: abandonar mi casita en el campo para enfrentarme a las quimeras de la ciudad y el hosco gusano del placer. Con el tiempo, crecieron mis angustias, desilusiones y preocupaciones ante un mundo lleno de ira, ambición e inconsciencia como en el que vivimos.

Con líderes tan ambiciosos como labiososy tan inhumanos como diplomáticos. Una masa tan ignorante como inconsciente, que poco le importa lo que dejarán a sus sucesores. Yo, a través de un talento todavía poco explorado pero muy valorado, me siento, más que comprometido, obligado a tratar de crear un rayito de conciencia para abrir los ojos de aquellos que se niegan a ver mientras son sodomizados por unos pocos que sólo buscan su bienestar y ser la cabeza de la cadena alimenticia.


Es un poco frustrante a veces el hecho de que muchos artistas de nuestros tiempos tengamos que ser esclavos de nuestro talento y prostituirlo en empresas capitalistas que viven de la mentira y el consumismo de la masa. Trabajando jornadas tan largas como la luz del sol de mayo para poder vivir en una sociedad tan artísticamente ignorante. Por eso, es importante para mí usar los medios y las herramientas que sean necesarias para dejar salir todas estas imágenes que habitan en mi cabeza y me dicen: " Algo tienes que hacer"

Agradezco a Dios todos los días por darme este regalo y espero honrarlo sirviéndole a los demás.